Kellogg retira anuncio, pero sigue engañando

17 de julio de 2007. El anuncio televisivo de “Zucaritas” de Kellogg que fue denunciado el 4 de junio por El Poder del Consumidor salió del aire en la primera semana de julio. El comercial fue denunciado ante la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor por engañar a los niños y afectar sus hábitos alimenticios. Sin embargo, esta organización advierte que la empresa mantiene anuncios incluso peores, como los de Choco Krispis.

De hecho, la publicidad televisiva de Kellogg es la más agresiva entre los productores de alimentos para niños. Esta empresa es la única que insiste en sugerir que el consumo de su producto permite desarrollar habilidades físicas increíbles, explotando la credulidad infantil. Esto lo refuerza con tretas como el uso de personajes animados, regalos de moda, frases como “te da la energía para ganar” y su lema “vivimos para nutrirte”.

La Organización Mundial de la Salud advierte que la publicidad dirigida a niños es uno de los elementos que configuran el ambiente que propicia la epidemia de obesidad (obesigénico). Y se ha demostrado que a mayor cantidad de comerciales de comida chatarra es mayor el aumento de sobrepeso en niños. No obstante, México es el país con mayor cantidad de anuncios publicitarios por hora en televisión durante el horario infantil (39) y con mayor cantidad de anuncios de comida chatarra (17). Como consecuencia, en los últimos 7 años aumentó 40% el sobrepeso y la obesidad entre niños de 5 a 11 años.

“Nuestro país es el paraíso de las empresas productoras de comida chatarra, pues no se regula la publicidad dirigida a niños, lo que se vende en las escuelas, el etiquetado de los productos, o la publicidad en las calles; no existen campañas nacionales de orientación nutricional y no hay acceso a agua potable. Como resultado, los impactos del sobrepeso y la obesidad sobre la salud se observan a edades cada vez más tempranas. Las autoridades deben actuar”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.

Diversos estudios advierten que antes de los 8 años los niños no saben distinguir entre un anuncio y un programa. Un estudio con niños de 6 a 8 años de edad reveló que 70% creía que la comida rápida era más sana que la comida casera (Diabosety: a global problem, International Journal of Obesity, 2002). Otra investigación con niños de 9 a 11 años encontró que el 94% prefería las recomendaciones de alimentación del Tigre Toño y de Ronald McDonald (National Food Alliance, 1993). Algunos publicistas han confesado que esa es la intención de la publicidad: Jerry Van Gelder, que trabajó en la cuenta de McDonald’s declaró: “Nosotros nos dirigimos a los niños a través de juguetes”, considerando a las madres como un obstáculo (Born to Buy, 2005).

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