El alto precio de la carne barata
Las modernas granjas-factoría han creado un escenario ideal para poderosos virus
Por Johann Hari
1 de mayo, 2009 «The Independent» . Un mayor número de científicos cree que la influenza porcina no se ha dado por accidente. No: ellos arguyen que esta pandemia mundial –y todas las muertes que veremos- son el resultado directo de nuestra demanda de carne barata. De manera que, la forma como producimos nuestros alimentos ¿nos está enfermando como a un cerdo?
A primera vista esto parece erróneo. A través de la historia los virus han mutado y a veces han tomado formas desagradables que se ciernen sobre la población. Esta es una realidad inobjetable y únicamente debemos vivir con ella, tal como con los terremotos y los tsunamis. Pero una creciente evidencia científica muestra que de manera involuntaria hemos inventado una forma artificial de acelerar la evolución de estos virus mortales –y dispersarlos a través del mundo. Esta forma son las llamadas granjas-fábrica, las cuales producen carne a bajo costo con una guarnición de virus para llevar.
Para comprender cómo ha pasado se deben de comparar dos granjas. Mis abuelos tenían una granja de cerdos en las montañas suizas con cerca de 20 puercos al mismo tiempo. ¿Qué sucedería si en los intestinos de uno de esos cerdos un virus ha mutado y toma una forma maligna? En su fase temprana, el virus encontraría resistencia del sistema inmune del cerdo. Ellos viven en aire fresco, con una dieta con la que han evolucionado y sin estrés –de modo que tienen una fuerte capacidad para combatirlo. Si el virus se arraigara, viajaría tanto como el cerdo pueda hacerlo. De modo que el virus puede tener a 20 cerdos, dispersar [la enfermedad] y mutar dentro de ellos –antes de alcanzar el destino de su evolución y morir. Si fuera realmente suertudo, el animoso virus podría llegar al mercado –donde quizá encontraría cerdos más saludables viviendo en pequeñas manadas. Aún así, tendría muy poca oportunidad para dispersarse a través de una gran población de cerdos o evolucionar a un linaje que pueda ser transmitido a los humanos.
Ahora comparemos esto con lo que sucede cuando un virus evoluciona en una granja-fábrica moderna. En la mayoría de las granjas porcinas actuales, 6 mil cerdos son hacinados hocico con hocico en lugares pequeños donde difícilmente se pueden mover, alimentados de por vida con un tentáculo artificial mientras viven encima de las letrinas de sus propias heces.
En lugar de tener sólo 20 cerdos para experimentar y evolucionar, el virus ahora tiene un conjunto de miles, constantemente infectados y reinfectados uno con otro. El virus puede combinarse y recombinarse una y otra vez. El amonio de los desechos del agua sobre la que viven los cerdos quema sus tractos respiratorios, haciendo más fácil la entrada de los virus. Aun más, el sistema inmune del cerdo está en caída libre. Los animales están estresados, deprimidos y permanentemente en pánico, lo que los hace más susceptibles a la infección. No hay aire fresco o luz solar que refuerce sus poderes naturales de resistencia. Viven en aire saturado con cargas virales y están expuestos cada momento a lo que ahí respiran.
Como explica el Dr. Michael Greger, director de Salud Pública y Agricultura Animal en la Sociedad Humana (Public Health and Animal Agriculture at the Humane Society) de los Estados Unidos: “Pongan todo esto junto y tendrán un medio ambiente de tormenta perfecta para estas super-cepas. Si desearas crear una pandemia mundial, lo harías como varias de estas granjas-fábrica lo hacen, es posible. Esa es la razón por la cual el desarrollo de la gripe porcina no es una sorpresa para quellos que se encuentran en la comunidad de salud pública. En 2003, la American Public Health Association –la más antigua y grande en el mundo- llamó a una moratoria de las granjas-fábrica debido a que vieron que algo como esto podría suceder. Esto podría tornarse más serio como una pandemia y hacer que nos demos cuenta del costo real de las granjas-fábrica”.
Varios de los estudios detallados de las granjas-fábrica que han surgido en años recientes refuerzan este argumento. La Dra. Ellen Silbergeld es profesora de Ciencias de la Salud Medioambiental en la Universidad Johns Hopkins. Me comentó que sus estudios detallados la han llevado a concluir que esto es “por mucho” un nexo de las granjas-fábrica con las nuevas y más poderosas formas de influenza que estamos experimentando. “En lugar de que un virus dé una vuelta en la ruleta, hay miles y miles de vueltas sin costo extra. Esto provoca la evolución de nuevas enfermedades”.
Hasta ayer, sólo podíamos especular acerca de los orígenes del actual virus H1N1 que mataba seres humanos –pero ahora sabemos más. El Centro para la Biología Computacional en la Universidad de Columbia ha estudiado el virus y ahora se cree que esta no es una nueva emergencia de un virus triple de influenza humana-porcina-aviar. Es una ligera variante de un virus que hemos visto antes. Podemos imaginar esto como un árbol de familia –y hubo un padre que ha evolucionado en un terreno de crianza artificial de una enorme granja-fábrica en el Norte de Carolina.
¿Esta cepa evolucionó también en las mismas circunstancias? Ahora, la evidencia es sugerente aunque dista de ser concluyente. Sabemos dónde este virus de influenza emergió primero -Perote, México- zona que contiene una granja industrial masiva con 950,000 cerdos. La Dra. Silbergeld añade: “Las granjas-fábrica no son bioseguras del todo, la gente ahí sale y entra todo el tiempo. Si permaneces a algunas millas con el viento a favor desde una de estas granjas, puedes ser alcanzado por los patógenos fácilmente y el abono de estas granjas no siempre es desechado”.
No es coincidencia que hayamos visto emerger un repentino surgimiento de nuevos virus en la década pasada y precisamente en este momento cuando las granjas-fábrica se han intensificado dramáticamente. Por ejemplo, entre 1994 y 2001, el volumen de cerdos que vivían y morían en las grandes granjas industriales en los Estados Unidos saltó de 10% a 72 %. La gripe porcina fue estable desde 1918 –y repentinamente, en ese mismo periodo, se sobrecargó.
¿Cuánto daño nos estaremos haciendo a nosotros mismo en nombre de la carne barata? Sabemos que la gripe aviar en el mundo ha abatido grandes granjas de aves y sabemos que la constante alimentación cargada de antibióticos en las granjas-fábrica nos han dado una nueva cepa de MRSA (Estafilococo áureo resistente a la Metacilina). Es un simple, horrible proceso. La única forma de mantener a los animales vivos en tales condiciones es alimentándolos de antibióticos. Esto ha disparado una Guerra contra las bacterias, las cuales comienzan a evolucionar al embate de los antibióticos –y emergen como si al fin estos virus super cargados llegaran a ser invulnerables a nuestras armas médicas. Este sistema ha dado lugar a un nuevo tipo de MRSA que ahora ha aumentado 20% de todas las infecciones humanas. Sir Liam Donaldson, el Director Oficial Médico del Gobierno Británico alerta: “Cada uso inapropiado [de antibióticos] en animales o en la agricultura es potencialmente una muerte garantizada para un futuro paciente”.
Por supuesto, el agronegocio está desesperado por negar lo que viene sucediendo: su línea de fondo depende en mantener este modelo sobre zancos. Pero otra vez, el factor en el costo de estas enefermedades y pandemias hace que la carne barata parezca, repentinamente, como una mera ilusión.
Hemos sabido siempre que las granjas-fábrica son una cicatriz en la conciencia de la humanidad –pero ahora tememos que haya una sobre nuestra salud. Si continuamos con esto, la gripe aviar y la gripe porcina serán sólo el inicio de un siglo de explosiones virales. Como testigos de una pandemia global que se está arrastrando a través del mundo, necesitamos cerrar estas fábricas de virus –antes de que acaben con más vidas humanas.
(Publicado por The Independent el 1 de mayo de 2009 con el título: Paying the Price for Cheap Meat.)
Traducción: MCFC, colaboradora de EPC