Refrita y reprobada, la comida rápida

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25 septiembre, 2009 | : Análisis de productos

Urge evaluar el programa de «autorregulación» publicitaria

25 septiembre 2009. Las grandes cadenas de comida rápida siguen jugando un papel central en la propagación de la obesidad infantil, al promover que los niños se vuelvan adictos a alimentos con altos contenidos de grasas, azúcares y sales. Así lo confirma un reporte internacional que evaluó las características de los alimentos y las estrategias publicitarias que siguen utilizando las tres mayores compañías de comida rápida: McDonald’s, Burger King y KFC (Kentucky Fried Chicken).

El reporte, realizado por Consumers International, abarcó 14 países de Europa, Asia y América Latina. Al no existir un criterio internacional, se aplicó el estándar inglés GDA (ingesta diaria recomendada) para evaluar el contenido de grasas, sales y azúcares. El resultado fue que en algunos alimentos se concentra hasta la mitad de la ingesta recomendada para todo un día y que en el caso de niños pequeños este porcentaje llega al 70%.

El problema principal es que una comida rápida no incluye todos los nutrimentos que requiere el organismo, pero al combinarla con las otras comidas del día se rebasan los máximos recomendados de grasas, azúcares y sales. Esto se agrava entre quienes ven la comida rápida como un refrigerio a ingerir entre comidas.

Si bien estas cadenas han reformulado algunos de sus alimentos e incorporado en sus menúes alimentos más sanos (aunque no consideran frutas o verduras para niños), su publicidad se centra en aquellos productos menos saludables y en el consumo frecuente de los mismos. Además, se fomenta el consumo constante de refrescos a través de promociones.

Las cadenas buscan retener a los consumidores infantiles mediante diversas estrategias. La principal es la venta de «cajitas felices» y otros paquetes que incluyen juguetes de colección, juegos y dibujos animados. Pero no es la única. En Argentina, por ejemplo, Burger King ofrece un paquete para fiesta de cumpleaños que incluye un regalo para el festejado y un menú combo al mes durante todo un año. Entre adolescentes, estas empresas se promueven a través de películas de moda, música, deportes y productos electrónicos.

Por lo anterior, Consumers International y la International Obesity Task Force proponen un código estricto de regulación de la publicidad de la comida rápida que incluye sacar sus anuncios de las escuelas, de los nuevos medios como internet, y de radio y televisión entre las 6:00 y las 21:00 horas. Además, que no puedan usar a personajes de moda, juguetes y otros regalos para atraer al público menor de 16 años.

En México
En México, no hay control sobre la publicidad de alimentos dirigida a los niños. Las empresas mencionadas y las que fabrican comida chatarra operan libremente bajo un esquema de “autorregulación” publicitaria creado por ellas mismas para evitar que el Estado estableciera una regulación obligatoria.

El 1 de enero de 2009 entró en operación el Programa de Autorregulación en Publicidad de Alimentos y Bebidas Infantil (PABI), elaborado por las empresas. La Secretaría de Salud, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y la Comisión Federal para la Prevención de Riesgos Sanitarios (Cofepris) se comprometieron a evaluar cómo operaba el programa empresarial durante los primeros seis meses. Sin embargo, esa evaluación -que debe ser totalmente negativa- aún no se ha dado a conocer. Por ello, El Poder del Consumidor solicita que se haga pública, ya que se trata de un asunto de interés público.

Cabe mencionar que México ocupa el primer lugar en publicidad de comida chatarra en televisión abierta, ya que es el país donde se transmite el mayor número de anuncios de estos alimentos durante las barras de programación infantil.

«La publicidad dirigida a niños es una de las causas del deterioro de los hábitos alimentarios y de la epidemia de sobrepeso y obesidad. Hemos denunciado públicamente y solicitado que se retire este tipo de publicidad señalando los mecanismos de engaño y manipulación que utiliza para generar la demanda e insistencia (Nag Factor) por parte de los niños para la compra de productos con altos contenidos de grasas, azúcares y sales. Una de las herramientas más efectivas es la promoción de regalos en la compra de esos productos. En México, esta práctica la realizan las cadenas de comida rápida y la mayoría de las industrias procesadoras de alimentos, como Bimbo, Pepsico, Coca Cola y otras», señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.