La Iniciativa Valor al Campesino lanza la campaña “Productos Cotidianos, Labores Extraordinarias” para acercar a consumidores y familias campesinas
- La campaña estará presente durante 8 semanas en camiones, carteleras digitales, pantallas en tienda, radio y televisión de la Ciudad de México, así como en redes sociales.
- En la página web valoralcampesino.org el público podrá consultar un mapa y un directorio con los sitios dónde comprar directo productos cultivados y producidos por familias campesinas.
- Participan productores de la Ciudad de México en el lanzamiento de la campaña.
29 octubre, 2018. La Iniciativa Valor al Campesino, compuesta por diversas organizaciones de la sociedad civil, se creó para contribuir a que campesinas y campesinos sean valorados, respetados y potencializados, tanto en las políticas públicas como en la sociedad.
La campaña “Productos Cotidianos, Labores Extraordinarias” surge de esta necesidad, de que tanto tomadores de decisiones como la opinión pública tengan consciencia del papel central que juegan las familias campesinas en 3 ejes fundamentales para nuestro país: la producción de alimentos saludables, la conservación de la biodiversidad y el medio ambiente, así como el desarrollo económico y la justicia social.
Las consumidoras y consumidores pueden hacer una diferencia sustancial a través de la demanda de alimentos más saludables, que son producidos con técnicas que respetan el medio ambiente y que apoyen la economía de las familias campesinas, sin embargo una barrera es el desconocimiento de los espacios donde pueden comprar directo de productoras y productores sin pasar por intermediarios.
Por ejemplo, la Encuesta Nacional de Obesidad 2017 indicó que el 87% de los habitantes de la Ciudad de México (CDMX) no sabía dónde comprar alimentos directamente de quienes los producen, por lo que la mayoría no los compraba nunca o muy esporádicamente.
El objetivo central de esta campaña es acercar a las y los consumidores con agricultoras y agricultores de pequeña escala (cultivos de hasta cinco hectáreas).
Este sector representa cerca del 70% de las unidades de producción del país, generan el 40% de la producción agropecuaria nacional y el 60% del empleo en el campo, usando solo 17% de la superficie cultivable del país.
La población de las ciudades en general tiene la concepción de que quienes producen los alimentos están lejos, pero por ejemplo en la CDMX se producen 44 productos agrícolas y 7 pecuarios y avícolas. Pese a ello, por los limitados recursos con los que cuentan, las familias campesinas se ven forzadas a vender sus productos a muy bajos precios a intermediarios (coyotes), que a su vez los venden en la Central de Abastos y de ahí se distribuyen a mercados, supermercados y tiendas de abarrotes.
En los últimos años han surgido iniciativas alternativas de comercio justo que privilegian el trato directo entre consumidores y productores, sin embargo aún no han tenido la suficiente proyección y acceso a la población en general.
Fiorella Espinoza, investigadora en Salud Alimentaria del Poder del Consumidor —organización integrante de la Alianza por la Salud Alimentaria—, señaló que «Productos cotidianos, labores extraordinarias» es una iniciativa de Valor al Campesino que busca poner al centro a las familias campesinas de las políticas públicas y de la sociedad mexicana. Añadió que el trabajo de las familias campesinas impacta todos los días en la salud, nutrición y biodiversidad.
Cabe mencionar que México vive una emergencia epidemiológica por obesidad y diabetes muy estrechamente relacionada con la forma en que se producen los alimentos.
Los gobiernos han apoyado a las grandes transnacionales para producir no alimentos sino productos altos en azúcares, grasas no saludables y sodio, excluyendo a las familias campesinas.
Ellas son quienes producen una rica variedad de alimentos sanos y gracias a esto podemos tener en nuestras mesas platillos de buen sabor, coloridos y de alto valor nutricional, y culturalmente nuestros.
Durante la presentación, Adelita San Vicente, directora de Semillas de Vida, resaltó que esta campaña busca promover y cuidar la biodiversidad que tenemos gracias al trabajo de las y los campesinos. “Estamos buscando incidir en la política pública para lograr incluir a los pequeños productores en la agenda nacional”, agregó.
Por otra parte, las familias campesinas resguardan nuestros ricos y variados recursos naturales, al mismo tiempo que mantienen su biodiversidad, como en el caso del maíz con sus 65 razas nativas y sus miles de variedades.
La milpa cultivada por familias campesinas es la base para el desarrollo de la agrobiodiversidad mesoamericana. En ella se encuentran alimentos de alto valor nutritivo como calabaza, frijol, quelites, chile y jitomates, además del maíz.
Esta diversidad genética es lo que hace a las plantas resilientes en contra el cambio climático, porque en cada cosecha nueva se desarrollan variedades más resistentes. Por el contrario, cuando una planta de semillas homogéneas, como las híbridas o las transgénicas, se muere por climas extremos, es probable que todas mueran.
Zaraí Loza, productora de El Paraje Pochiquiahuac en Milpa Alta, CDMX, afirmó que “el campo mexicano sí es sustentable y redituable” y como mujer campesina percibe la importancia de su labor para proveer alimentos saludables a la comunidad. Zaraí vende sus productos en un mercado alternativo de la alcaldía de Tlalpan directo a consumidores.
Víctor Manuel Rodríguez, de Producto del Campo Ololique en Tlalpan, compartió su experiencia como productor en la CDMX y vendedor de sus productos también en el Mercado Alternativo de la alcaldía de Tlalpan, que desde hace 18 años empezaron a diversificar sus cultivos. Señaló “sin agricultores ni campo no se podría proveer a la ciudad”.
Pese a su importancia, más de la mitad de las personas que viven en zonas rurales se encuentran en situación de pobreza y 80% sufren hambre. Es decir, quienes permiten que nos alimentamos sanamente y de forma sustentable no acceden a una alimentación suficiente en cantidad y calidad. De ahí, la necesidad de realizar estos esfuerzos.
Por ello, es importante que las acciones de los gobiernos, así como de la sociedad deben apoyar el gran potencial que tienen las familias campesinas, no sólo para mejorar su calidad de vida y la alimentación de la población en general, sino también el crecimiento económico y la justicia social en México.
Mientras que Haydeé Pérez Garrido, directora ejecutiva de Fundar, Centro de Análisis e Investigación, recalcó que las familias campesinas, a pesar de su relevante aporte para la salud y la biodiversidad, han estado excluidos de las políticas públicas, al menos los últimos 35 años, por lo que “hacemos un llamado a la sociedad para que nos acerquemos a las y los pequeños agricultores, pero también hacemos un llamado al gobierno para que de manera horizontal, participativa y colectiva construyamos políticas públicas que pongan al centro a las familias campesinas”.
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