Eliminan lista de alimentos reprobados

Se imponen las empresas sobre la salud de los niños

15 junio 2010. Los lineamientos para regular los alimentos y bebidas al interior de las escuelas fueron rasurados antes de ser sometidos a la autoridad regulatoria. Cuando fueron dados a conocer estos lineamientos, el 26 de mayo pasado, los secretarios federales de Salud y de Educación y la mayoría de sus homólogos estatales, anunciaron que de inmediato serían turnados a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer). Sin embargo, esto ocurrió hasta el 9 de junio y para entonces habían desaparecido las listas de alimentos que no deberían entrar a las escuelas.

Así, en el siguiente ciclo escolar continuará una gran variedad alimentos que han contribuido a alterar los patrones de consumo, que han llevado a los niños y niñas mexicanas a presentar los mayores índices de sobrepeso y obesidad en el mundo.

“Lo que podremos ver en el siguiente ciclo escolar serán Pingüinos, Donas, Submarinos y todos los pastelitos Bimbo en presentaciones más pequeñas; papas fritas y diversas frituras con un poco menos de aceite y con los mismo niveles de sal; dulces, chamoys y demás productos. Lo más preocupante es que se mantendrá el mismo tipo de productos y que no cambiarán los patrones de consumo en las escuelas. En menos de dos semanas, las empresas tuvieron el poder de rasurar los lineamientos, esta es la moral de empresas como Bimbo (Marinela, Ricolino, Barcel, etc) y Pepsico (Sonrics, Sabritas, etc.)”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.

Al quedar fuera los listados de alimentos y aplicarse únicamente el criterio de la densidad (450 kilocalorías por 100 gramos) y el de 140 kilocalorías por ración, la mayor parte de los productos solamente cambiarán de presentación a raciones más pequeñas, como ya lo inició Bimbo.

“La disponibilidad y accesibilidad a alimentos en las escuelas continuará siendo dominada por lo que popularmente llamamos comida chatarra. Sin programas de abasto de frutas y verduras, que estén dirigidos a recuperar los alimentos regionales, permanecerán los mismos patrones de consumo. El círculo de la publicidad de comida chatarra se continuará cerrando en el espacio en el que se encuentran cautivos los niños: la escuela. Por eso es tan importante para las empresas mantenerse ahí. Requerimos de políticas de estado que garanticen el abasto escolar de alimentos saludables y que prohíban todo tipo de publicidad y patrocinio de las empresas al interior de los planteles”, señaló Julieta Ponce, nutrióloga del Centro de Orientación Alimentaria (COA).

El doctor Abelardo Avila, investigador del Instituto Nacional de la Nutrición, señaló: “Es alarmante el acelerado incremento en el sobrepeso y la obesidad, así como sus consecuencias en la salud de la infancia. Por ejemplo: en 2006, el sobrepeso y la obesidad ya afectaba al 30% de los dos millones de escolares del Estado de México, para el 2008 subió a 33%, en 2010 llegó a 37%. La prevalencia de obesidad suele ser baja en los niños de primer año y muy alta en los de 6° año. Lo más dramático es que un alto porcentaje de niños obesos en edad escolar ya presenta síndrome metabólico (un grave y progresivo daño a su salud); esto tiene que ver con el consumo de este tipo de productos, con el deterioro de los patrones de consumo, con el abandono del consumo de frutas y verduras, de cereales integrales, de la dieta tradicional”.

Los refrescos sí saldrán de las escuelas, lo cual es un avance pues la población mexicana tiene la mayor ingesta de calorías a través de bebidas. Sin embargo, Ponce, Avila y Calvillo señalaron la necesidad de regular la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia tanto al interior de los planteles escolares como a través de los medios de comunicación, reconociendo su impacto negativo sobre los hábitos alimentarios y como uno de los elementos que conforman el ambiente obesigénico infantil.