La dizque nueva cooperativa escolar

4 octubre 2010. La versión final de la regulación de alimentos y bebidas en las escuelas entrega a las empresas un mercado cautivo manteniendo el deterioro de los hábitos alimentarios de los niños, al alejarlos del consumo de los alimentos naturales y la hidratación con agua, y exponiéndolos a un nuevo riesgo en salud: las bebidas y alimentos con edulcorantes no calóricos (light). Así lo denunció El Poder del Consumidor (EPC) y añadió que, de esa manera, se actúa en contra de los objetivos de los lineamientos originales y del propio Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria que se centraban en la promoción del consumo de frutas y verduras y en la hidratación a través de agua.

En conferencia de prensa, EPC mostró en anaqueles parte de los alimentos y bebidas cuya venta ya no sería permitida en las escuelas, de acuerdo a la versión original de la regulación presentada el 26 de mayo por los secretarios de Salud y Educación. EPC demostró que ahora estos mismos productos forman parte de la lista de alimentos permitidos en las escuelas y que han sido publicadas recientemente por la SEP. A esta situación, indicó: “hay que añadir una nueva amenaza: las bebidas y los alimentos con edulcorantes no calóricos (light) que la nueva regulación permite en las escuelas y que nunca antes se habían comercializado entre los menores”.

La entrada de las bebidas y alimentos con edulcorantes no calóricos se da en contra de las propias recomendaciones de la Secretaría de Salud que en 2008 presentó “La Jarra del Bien Beber” que establece claramente que las bebidas con estos compuestos “no se recomiendan para preescolares y escolares”. En contra de esta decisión se pronunciaron, el 15 de agosto pasado, los expertos del propio sistema de salud pública, en un comunicado en el que expresaron: “La autorización de su consumo en las escuelas no tiene la aprobación de los expertos en nutrición del Instituto Nacional de Salud Pública debido a que la evidencia sobre la seguridad de estos productos durante la niñez no es concluyente; es decir, no existe evidencia suficiente sobre la seguridad de los edulcorantes cuando su consumo inicia en edades tempranas y su exposición se da por periodos prolongados. Más aún, no hay datos disponibles sobre las consecuencias del consumo a largo plazo de estos productos, sobre todo en niños, debido a que la introducción de varios de los edulcorantes artificiales en el mercado de alimentos se dio a partir de la década de 1980”.

La declaración de los expertos del INSP coincide con la del Instituto de Medicina de los Estados Unidos que ha establecido: “Debido a la incertidumbre y falta de evidencia, especialmente relacionadas con la seguridad y beneficios para el control del peso, no recomendamos un estándar para edulcorantes no calóricos en los alimentos. Dadas la falta de evidencias, el comité toma precauciones en sus recomendaciones para el uso de edulcorantes no calóricos en escuelas. Además, mientras los estudios disponibles sobre la seguridad de los edulcorantes no calóricos han dado seguridad para ser comercializados y consumidos por el público, no existe ningún estudio que haya investigado los efectos potenciales cuando estas substancias son consumidas por muchos años, empezando en la infancia o la adolescencia”.

En los Estados Unidos las bebidas con edulcorantes no calóricos se autorizan únicamente en el nivel de preparatoria y solamente después de que ha terminado el horario escolar. La regulación en México permite que los edulcorantes no calóricos sean utilizados en primarias en pastelillos, galletas, postres y confites, así como en leche, néctares, yogur y bebidas de soya. En secundarias se permiten en los mismos productos, además de su presencia en refrescos.

“No existe ningún país en el mundo en donde se haya provocado la exposición de los escolares a tantos productos con edulcorantes no calóricos como lo está haciendo la regulación recientemente aprobada en México. Entre las naciones y regiones que han regulado la venta de alimentos y bebidas al interior de las escuelas destacan: el Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Hong Kong. En la mayor parte de estas naciones se ha prohibido la venta de productos con edulcorantes no calóricos y donde se ha permitido es sólo para una o dos categorías de productos”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.

EPC explicó que existen tres razones para negar la entrada de los alimentos y bebidas con edulcorantes no calóricos a las escuelas (solicitó a la SEP que de tener pruebas científicas en contrario las presente públicamente):

1. Como lo han establecido el Instituto de Medicina de los Estados Unidos, el Instituto Nacional de Salud Pública de México y, hasta antes del lunes 23 de agosto en que se publicó la regulación en el Diario Oficial de la Federación, la Secretaría de Salud: no existen estudios para garantizar que la ingesta de edulcorantes artificiales no calóricos desde temprana edad no representen un riesgo para la salud, es decir, no hay garantía de que son inocuos.

2. Existe suficiente evidencia científica que comprueba que la adición de edulcorantes artificiales no calóricos pueden promover una mayor ingesta de energía, contribuyendo a la obesidad. Esto ha llevado al gobierno del Reino Unido a prohibir la venta de alimentos especiales para diabéticos. Los edulcorantes no calóricos no disminuyen el sobrepeso y la obesidad, los mantienen, constituyéndose solamente en sustitutos que mantienen malos hábitos alimentarios.

3. La evidencia científica demuestra que la repetida exposición a alimentos endulzados y bajos en calorías (con edulcorantes artificiales no calóricos) altera la experiencia cognitiva y provoca que cuando se consumen productos similares al gusto pero altos en calorías se haga sin establecer los límites requeridos para su ingesta, presentándose un aumento en el consumo de energía.

4. Los alimentos y bebidas con edulcorantes no calóricos mantienen y desarrollan el gusto por lo dulce alejando a los menores del gusto por las verduras, la fruta y la hidratación con agua, por lo cual son contrarios a toda regulación que busque enfrentar el deterioro de los hábitos alimentarios que tiene uno de sus orígenes en el propio gusto por lo dulce.

“Estamos iniciando una campaña para llamar a los padres de familia a pronunciarse en contra de la entrada de los edulcorantes no calóricos en las escuelas, viola su derecho a elegir que tipo de alimentos y bebidas consumen sus hijos, exponiéndolos a un riesgo totalmente innecesario”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.