Preocupa inconclusión de obras del Metrobús de Puebla
Han pasado tres meses de que comenzó a operar y siguen sin concluir las obras del Metrobús de Puebla. Hay rezagos inexplicables en la infraestructura que garantiza la seguridad de los usuarios. Es urgente que las autoridades resuelvan esos pendientes para garantizar que este corredor alcance el servicio de alta calidad prometido y contribuya a la transformación del transporte público en la Angelópolis.
21 abril 2013. A tres meses de haber entrado en operación el primer corredor de Metrobús, el Observatorio Urbano Metropolitano de Puebla y la asociación civil El Poder del Consumidor hicieron un llamado al gobierno de Puebla y a las autoridades municipales para que concluyan a la mayor brevedad los pendientes en infraestructura relacionada con la seguridad de los usuarios, además de resolver las fallas de operación que impiden que este servicio alcance el nivel de calidad prometido.
El lunes 15 de abril efectuaron la segunda evaluación técnica a lo largo de los 18.5 kilómetros de esta línea.
Ambas organizaciones reconocieron un claro avance en la instalación de semáforos peatonales, equipo indispensable para brindar seguridad a los usuarios. Sin embargo, sólo el semáforo de la estación San Alejandro había comenzado a operar mientras en las 37 estaciones restantes prevalecía el riesgo para los usuarios al momento de acceder o salir del sistema Metrobús.
La situación era peor en una cuarta parte de las estaciones, pues apenas estaban en la fase de excavación y cimentación para instalar estos semáforos, y era más grave aún en la estación China Poblana, donde no había ningún trabajo para implementarlos. Prevalecía además la ausencia de policías de tránsito, excepto en la estación Defensores de la República.
Respecto a los ocho puentes peatonales que deberían estar instalados, ninguno estaba terminado. A pesar de ello, los usuarios ya los usan salvo en los casos donde las obras están demasiado atrasadas, como en las estaciones Universidad Tecnológica, Rivera Anaya (donde la gente debe saltar el carril confinado para entrar a la estación) y Matamoros. En esta última, la ausencia del puente ha obligado a cerrar el acceso a la estación debido a que se ubica en una vía rápida donde los vehículos alcanzan 60-80 kilómetros por hora.
El rezago es mayor en la estación Hospital para el Niño Poblano, donde ni siquiera ha iniciado la construcción del puente. Esto representa un alto riesgo para los pasajeros pues la estación coincide con el descenso de un puente vehicular donde los vehículos alcanzan velocidades de hasta 80 kilómetros por hora.
En la terminal de Chachapa se planeaba construir seis puentes peatonales, pero solamente hay avances en dos de ellos, aunque carecen de alumbrado adecuado y de las protecciones laterales.
Cabe señalar que toda la infraestructura que garantiza la seguridad de los usuarios debería haber estado completamente terminada antes de iniciar las operaciones de este servicio de transporte, con la finalidad de no exponer a los pasajeros a riesgos innecesarios.
No hubo forma de saber si ya está en operación un centro de control. Se desconoce si existen comandos de voz y video para los operadores de los autobuses en la ruta troncal y sus alimentadoras, a fin de coordinar la operación de los autobuses. Tampoco se sabe si las cámaras instaladas realmente están monitoreando para atención y seguridad al público.
Por otro lado, se pudo constatar que todas las estaciones ya cuentan con señalética y sistemas de información visual y de voz, éstos aún no funcionan. No hay kioscos informativos. Y si bien ya se instalaron mapas del corredor, las terminales carecen de este tipo de información, lo cual es necesario para que los pasajeros identifiquen el derrotero de la línea y sus rutas alimentadoras. Tampoco existe esta información al interior de los autobuses.
Los usuarios con discapacidades siguen enfrentando problemas. No están listas las rampas de fácil acceso a cada estación ni para ingresar a los autobuses; tampoco hay información en sistema Braille ni espacios preferenciales en los autobuses no articulados del sistema.
Asimismo, en las terminales (Chachapa y Tlaxcalancingo) es deficiente el techado de los andenes, lo que deja desprotegidos a los usuarios ante las inclemencias del clima.
Por otro lado, persiste el descuido en espacios públicos colindantes, sobre todo en la zona de Chachapa, caracterizada por escasez de servicios, asentamientos urbanos irregulares y depósitos de basura. Esta terminal sigue representando un “foco rojo” para los usuarios.
Otros pendientes son la ausencia de bancas al interior de las estaciones y la falta de baños públicos, salvo de terminal Tlaxcalancingo.
En cuanto al sistema de recaudo, resulta obsoleto comparado con los dispositivos instalados en otras ciudades mexicanas, y opera con notables deficiencias (suelen trabarse al no es visible en las pantallas el aviso de paso). El sistemas de recarga es improvisado, al igual que el sistema de validación. Las máquinas para la venta y recarga de tarjetas siguen sin estar disponibles en todas las estaciones.
En el aspecto operativo, prevalece el déficit de autobuses articulados, lo que ocasiona la saturación en las unidades a niveles muy cercanos al colapso, afectando la seguridad y el confort de los usuarios.
La velocidad promedio de recorrido se aproxima al óptimo, pues en promedio tarda 50 minutos en ir de Tlaxcalancingo a Chachapa, lo que representa una velocidad promedio de 22 kilómetros por hora (el ideal para estos sistemas es de 25 km/h).
Sin embargo, el tiempo promedio de espera para abordar una unidad en las terminales (Chachapa o Tlaxcalancingo) era hasta el lunes 15 de abril de 25 minutos, mientras que en las estaciones iba de 8 a 12 minutos, lo cual aún representaba una baja frecuencia de paso de los autobuses y propiciaba la saturación de los mismos (en horas “pico” cada autobús debe tardar menos de 3 minutos).
Cabe señalar una falla operativa: al parar, los autobuses suelen quedar separados de las plataformas hasta 30 centímetros, lo que representa un riesgo potencial para menores de edad, discapacitados y personas adultas mayores.
Se reconoce un notable avance en el reordenamiento del transporte público de esta zona, con la integración modal y tarifaria entre el corredor de Metrobús y las 9 rutas que alimentan sus terminales y estaciones. Esto ha permitido que varias rutas concesionadas optimicen su flota, renovando sus unidades e incluso reduciendo el número. Faltará en una segunda etapa establecer paradas fijas en esas rutas alimentadoras para hacer su operación más eficiente y segura.
Destaca la integración tarifaria que permite a los usuarios utilizar la misma tarjeta en el Metrobús y en las líneas alimentadoras y obtener beneficios de ahorro al pagar por ambos transportes un total de $7.50 pesos.
El Observatorio Urbano Metropolitano de Puebla y la asociación civil El Poder del Consumidor solicitaron a las autoridades atender de manera urgente los pendientes señalados para garantizar que la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA) alcance el servicio de alta calidad prometido y contribuya a la transformación del transporte público en la Angelópolis.