¿Bebidas adulteradas con sello nutrimental?
• Los néctares han sido grabados con un impuesto que se ha aplicado a todas las bebidas con azúcares añadidos por contribuir a la epidemia de obesidad y diabetes, pero paradójicamente diversos néctares cumplen los criterios para portar el distintivo nutrimental de la Secretaría de Salud que promoverá su consumo.
18 agosto 2014. Desde que el gobierno de Carlos Salinas de Gortari reformó la Ley de Meteorología y Normalización, las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) que regulan los productos en nuestro país pasaron a estar “secuestradas” por las grandes empresas. Anteriormente a esa reforma las instituciones públicas podían establecer directamente NOM con base en el interés público. A partir de Salinas las NOM son elaboradas en comités de normas que tienen una representación empresarial tan determinante que si la industria se niega a que la norma sea publicada es difícil que ocurra. Pueden darse escenarios internacionales donde la falta de normas o el enorme rezago de las mismas en México obliguen a su expedición o actualización.
Este poder de la industria para resistir e incluso diseñar las NOM ha sido muy clara en el sector de los alimentos y las bebidas. Así es como teníamos durante años una NOM para productos de panificación que permitía comercializar panes como integrales sin la necesidad de que contuvieran harina integral entre sus ingredientes. Durante años fuimos engañados al comprar pan integral pensando que lo era, todo gracias a que la industria elaboró la norma a su gusto. El otro caso que nos ocupa es el de las bebidas de fruta. No fue hasta el 28 de agosto de 2009 que se estableció una NOM para jugos de fruta preenvasados. El retraso de esta NOM llevaba más de 15 años lo que había permitido a la industria vendernos como jugos bebidas adulteradas.
Un estudio realizado en 2006 por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) revelaba la adulteración de los jugos “de fruta”. Los jugos de naranja de Jumex, Herdez, Del Valle y Minute Maid Forte presentaban adulteraciones que iban del 40% al 69%; los jugos de manzana de Florida 7, Saborex, Minute Maid Forte y Del Valle adulteraban su producto entre el 43% y el 71%, y en los jugos de uva de Jumex, Saborex, Del Valle y Florida 7 la adulteración abarcaba del 47% al 79%.
La norma de jugos se publicó después de denuncias públicas de organizaciones sociales y de los propios estudios realizados en el laboratorio de Profeco que encontraban altas cantidades de azúcares añadidos a lo que se nos vendía como 100% jugo. Al establecerse la NOM se prohibió la adición de azúcares y acidulantes a los jugos, al considerarse esta práctica como una adulteración de la composición del producto, según lo establece la reglamentación internacional de la FAO (Codex Alimentarius).
Algo sorprendió en la publicación de la NOM 173 y fue que ésta sólo comprendía a los jugos y no a los néctares, cuando la normatividad internacional establece la regulación de ambas bebidas.
La industria había logrado que en México no se estableciera ninguna normatividad para los néctares permitiendo que los consumidores siguieran engañados. La industria sabía y sabe, porque esta condición persiste, que los consumidores mexicanos creen que los néctares son jugos concentrados de fruta. Su propósito es que esa idea falsa permanezca entre los consumidores. Llevaban más de 15 años beneficiándose de esa idea falsa y han logrado que continúe hasta nuestros días. ya que no tenemos NOM para néctares.
Con la NOM 173 los jugos tienen que contener sólo azúcares provenientes de la fruta, no pueden contener ninguna azúcar añadida. Como resultado de la entrada en vigor de esta norma, los jugos comenzaron a desaparecer de las estanterías de los supermercados y las tiendas de abarrotes y su espacio poco a poco ha sido cubierto por la expansión de los néctares.
Como parte de la normatividad, en los países donde existe, a los néctares se exige que informen el porcentaje de jugo que contienen. Para darnos una idea ilustrativa del porcentaje que contienen los néctares en México recordemos lo que ocurrió en 2009 con los néctares exportados desde México a los Estados Unidos por la empresa Del Valle, propiedad de Coca-Cola. En ese año Del Valle fue obligada a corregir sus empaques de néctares, ya que engañaban a los consumidores estadounidenses. Por ello, debió sobreponer una pegatina que decía: “Información de la etiqueta corregida”, en la cual admitía que esas bebidas, las que le generan sus principales ingresos en México, contienen menos concentraciones de jugo de las que informaba al consumidor en Estados Unidos. Recordemos que en México, por falta de norma, no debe informar al cponsumidor sobre el porcentaje de jugo. En el caso del néctar de durazno decía el empaque en Estados Unidos que contenía 40% de jugo de durazno, pero sólo tenía 18%; decía tener 40% de jugo de fresa, pero sólo era 14%; decía tener 30% de jugo de mango, pero sólo era 19%.
Si esta información estuviera a disposición de los consumidores mexicanos su percepción sobre los néctares podría dejar de ser errada. Estas bebidas por definición no son jugos concentrados, se trata de bebidas con una porción de jugo de fruta, siempre menor, con altas cantidades de azúcares añadidos y acidulantes, entre otros ingredientes. De acuerdo con la percepción del consumidor, gracias a la falta de normatividad, un néctar con azúcar añadido sería una bebida adulterada.
Los néctares forman parte de las bebidas azucaradas cuyo consumo frecuente contribuyen a la epidemia de sobrepeso y obesidad. Sin embargo, estos productos son considerados como opciones saludables por una gran parte de la población mexicana, se les dan a los niños como desayuno o para llevar como parte del refrigerio.se les percibe como una opción frente a los refrescos. Los contenidos de azúcares en estas bebidas son similares a los refrescos y su impacto a la salud similar. Mantener sin normatividad a los néctares, aprovechando la falsa idea que tienen los consumidores mexicanos sobre estas bebidas, es igual a permitir la adulteración de una bebida.
Cofepris, recientemente, publicó los criterios para que las bebidas y los alimentos procesados puedan portar el distintivo nutrimental que otorgará la Secretaría de Salud, este sello se establece con el propósito de que los consumidores puedan distinguir las mejores opciones de productos en diversas categorías de alimentos. Al haber retomado Cofepris los criterios para establecer este distintivo nutrimental de la propia industria y no de los institutos de salud o la academia, éstos han quedado tan laxos que diversos néctares los cumplen.
Por un lado, los néctares han sido grabados con un impuesto que se ha aplicado a todas las bebidas con azúcares añadidos por contribuir a la epidemia de obesidad y diabetes; y, por otro, diversos néctares cumplen los criterios para portar el distintivo nutrimental de la Secretaría de Salud para promover su consumo. La aberración de esta política de combate a la obesidad es tal que esperamos que el día de hoy, 15 de julio, la Secretaría de Salud en el evento que ha convocado para presentar estos etiquetados trate de enmendarla. Esta aberración, entre otras que ha provocado la Cofepris por su íntima alianza con la industria de alimentos y bebidas, es una clara expresión del contubernio entre las autoridades y esta industria para favorecer intereses privados en contra del bienestar público.
Recientemente el laboratorio de Profeco realizó un análisis de más de una veintena de marcas de néctares que recomendamos leer o ver en un video de cinco minutos dentro del canal de Profeco en Youtube.
Esperamos que la Secretaría de Salud, en medio de todo este desaseo, al menos, anuncie que las bebidas y alimentos que han sido grabados con un impuesto por su contribución a la obesidad y la diabetes no podrán portar el sello nutrimental ni anunciarse en los horarios restringidos de las barras infantiles de televisión y en las películas para menores de 13 años. Al menos eso… Al menos.
Desde 2004 fue elaborado el proyecto de norma (NOM 000 SCFI para jugos y néctares). En septiembre de 2006 la Profeco anunció que por acuerdo con ese sector esta norma sería publicada el 3 de agosto de ese año y se otorgarían 90 días a las empresas para cumplir lo ahí establecido. Sin embargo, las procesadoras de bebidas se retractaron y bloquearon este procedimiento.
De nueva cuenta reinició la elaboración de la norma, ahora la NOM 173 SCFI 2008, y se anunció que sería publicada en julio pasado, pero aún no aparece en el Diario Oficial de la Federación. Esta nueva norma ha excluido a los néctares, la bebida de fruta con mayores ventas, y presenta serías deficiencias que permiten mantener el engaño sobre los consumidores acerca de la calidad y las cualidades de los jugos. Por ejemplo, no obliga a especificar cuando un jugo proviene de un concentrado, lo cual significa una calidad sustancialmente inferior en comparación con un jugo obtenido directamente de la fruta.
Esto es relevante porque los jugos industrializados se han convertido en una bebida importante en la dieta de los mexicanos, como lo confirman empresas e instituciones de salud. Coca-Cola, que ha reportado una caída en sus ventas de bebidas carbonatadas, logró mantener el crecimiento en sus ingresos gracias a las ventas de jugos y néctares Del Valle. Por su parte, el Instituto Nacional de Salud Pública ha reportado que los mexicanos somos la población que más calorías ingiere en bebidas en todo el mundo y que los jugos envasados son una de las principales bebidas, lo cual es una de las principales causas de la pandemia de sobrepeso y obesidad en el país.
Con la falta de normatividad en jugos y néctares no sólo se permite la adulteración del producto que con tales características no podría venderse como jugo en otros países, sino que también se engaña y niega la información al consumidor sobre los tipos y cantidades de azúcares añadidos, así como de otros aditivos incorporados a la bebida. En realidad se trata, en la mayoría de los casos, de productos que podríamos llamar “dulces líquidos”, que provocan a quien los ingiere un duro golpe glucémico (aumento de azúcar en la sangre). Sin embargo, la adulteración permitida y la falta de regulación a la publicidad son los ingredientes necesarios para que la población perciba estos productos como saludables. Aquí radica parte del problema que vivimos con la pandemia de sobrepeso y obesidad y que se origina en la falta de normatividad.
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Artículo de Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, publicado originalmente en SinEmbargo.mx > ir
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