Aditivo en las palomitas daña los pulmones
11 de agosto de 2007. El diacetyl, aditivo químico utilizado para dar “sabor a mantequilla” en las palomitas empacadas para horno de microondas, puede estar causando daños en los pulmones de los consumidores. Pero mientras las empresas productoras en Estados Unidos anuncian que ya no lo usarán, siguen enviando a México su producto con dicho aditivo.
Recientemente, la especialista Cecile Rose, del Nacional Jewish Medical and Research Center de Denver, presentó el caso de un consumidor que desarrolló deficiencia en su capacidad pulmonar tras ingerir diariamente dos paquetes de palomitas para microondas. Los síntomas del paciente eran similares a los que desarrollaron los trabajadores que laboraban en las fábricas que producen el diacetyl, cuyos casos fueron documentados y llevados a juicio, y derivaron en el pago de indemnizaciones por 100 millones de dólares y en propuestas para legislar las condiciones de trabajo en las fábricas que producen dicho saborizante.
Ante el caso presentado por la doctora Rose, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) comenzó a revisar la regulación del diacetyl. Por su parte, los principales fabricantes de palomitas para microondas reaccionaron: Weaver Popcorn, ConAgra Foods, General Mills y la American Pop Corn Company anunciaron que reemplazarán ese aditivo.
“El diacetyl es sólo uno de los miles de aditivos que se han incorporado en los alimentos procesados sin evaluar con seriedad sus riesgos. Peor aún: desde la década de 1990, la evaluación de los efectos de los aditivos –colorantes, saborizantes, conservadores, endulzantes y otros- se ha dejado en manos de las procesadoras de alimentos, que no informan de los riesgos ni del efecto que provoca la acumulación de químicos en los alimentos. Hoy sabemos que esto afecta y que incluso altera el comportamiento de los niños”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.
El caso del diacetyl en las palomitas es una muestra de la ausencia de orientación nutricional en México, que coloca a los consumidores a merced de una publicidad caótica, invasiva, antiética y sin regulación que confunde y lleva a hábitos de alimentación nocivos.
Notas relacionadas: