Defienden adulteración de jugos y néctares

La industria rechaza el establecimiento de normas

10 agosto 2009. Con un retraso de casi 15 años, la norma oficial de jugos y néctares sigue trabada. Luego de que su versión anterior fue boicoteada por la industria procesadora de bebidas y de que la actual versión de la norma fue rasurada para excluir los néctares (la bebida de fruta de mayor venta), se esperaba que esta norma fuera publicada desde julio pasado pero hasta la fecha eso no ha ocurrido. Esta situación permite a las empresas continuar engañando a los consumidores con un producto totalmente adulterado, como lo han hecho durante décadas.

“Con Carlos Salinas de Gortari se creó la Ley Federal de Metrología y Normalización, y con ello todas las normas técnicas fueron convertidas en normas voluntarias. A partir de ese momento, las dependencias oficiales perdieron su carácter dictaminador y se transformaron en negociadoras con los industriales y otros sectores que comenzaron a participar en la elaboración de las normas. Estos sectores adquirieron gran poder ya que desde entonces las normas deberían ser aprobadas por consenso. Esto ha significado que muchas normas de alimentos y bebidas no hayan sido aún publicadas por no contar con la aprobación del sector empresarial”, explicó Gerardo Moncada, coordinador de Investigación y Comunicación de El Poder del Consumidor.

El resultado se apreciaba en un estudio realizado en 2006 por la Procuraduría Federal del Consumidor que revelaba la adulteración de los jugos “de fruta”. Los jugos de naranja de Jumex, Herdez, Del Valle y Minute Maid Forte presentaban adulteraciones que iban del 40% al 69%; los jugos de manzana de Florida 7, Saborex, Minute Maid Forte y Del Valle adulteraban su producto entre el 43% y el 71%, y en los jugos de uva de Jumex, Saborex, Del Valle y Florida 7 la adulteración abarcaba del 47% al 79%.

Desde 2004 fue elaborado el proyecto de norma (NOM 000 SCFI para jugos y néctares). En septiembre de 2006 la Profeco anunció que por acuerdo con ese sector esta norma sería publicada el 3 de agosto de ese año y se otorgarían 90 días a las empresas para cumplir lo ahí establecido. Sin embargo, las procesadoras de bebidas se retractaron y bloquearon este procedimiento.

De nueva cuenta reinició la elaboración de la norma, ahora la NOM 173 SCFI 2008, y se anunció que sería publicada en julio pasado, pero aún no aparece en el Diario Oficial de la Federación. Esta nueva norma ha excluido a los néctares, la bebida de fruta con mayores ventas, y presenta serías deficiencias que permiten mantener el engaño sobre los consumidores acerca de la calidad y las cualidades de los jugos. Por ejemplo, no obliga a especificar cuando un jugo proviene de un concentrado, lo cual significa una calidad sustancialmente inferior en comparación con un jugo obtenido directamente de la fruta.

Esto es relevante porque los jugos industrializados se han convertido en una bebida importante en la dieta de los mexicanos, como lo confirman empresas e instituciones de salud. Coca Cola, que ha reportado una caída en sus ventas de bebidas carbonatadas, logró mantener el crecimiento en sus ingresos gracias a las ventas de jugos y néctares Del Valle. Por su parte, el Instituto Nacional de Salud Pública ha reportado que los mexicanos somos la población que más calorías ingiere en bebidas en todo el mundo y que los jugos envasados son una de las principales bebidas, lo cual es una de las principales causas de la pandemia de sobrepeso y obesidad en el país.

“Con la falta de normatividad en jugos y néctares no sólo se permite la adulteración del producto que con tales características no podría venderse como jugo en otros países, sino que también se engaña y niega la información al consumidor sobre los tipos y cantidades de azúcares añadidos, así como de otros aditivos incorporados a la bebida. En realidad se trata, en la mayoría de los casos, de productos que podríamos llamar “dulces líquidos”, que provocan a quien los ingiere un duro golpe glucémico (aumento de azúcar en la sangre). Sin embargo, la adulteración permitida y la falta de regulación a la publicidad son los ingredientes necesarios para que la población perciba estos productos como saludables. Aquí radica parte del problema que vivimos con la pandemia de sobrepeso y obesidad y que se origina en la falta de normatividad”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.