Chatarra aumenta riesgo de depresión

5 diciembre, 2009 | : Salud, Salud nutricional

La buena alimentación es el mejor antídoto

Generalmente se piensa que una dieta poco equilibrada sólo afecta el bienestar físico. Sin embargo, un equipo de investigadores de Gran Bretaña encontró que alimentarse con muchas comidas procesadas aumenta el riesgo de desarrollar una depresión.

A su vez, recalcaron que una dieta rica en frutas, vegetales y pescado protege a las personas de sufrir este mal.

La depresión consiste en una severa alteración del estado de ánimo que puede durar un corto tiempo o ser más permanente. Se expresa con varios síntomas: tristeza profunda, irritabilidad, disminución en el rendimiento general, decaimiento, entre muchos otros.

Para averiguar la incidencia de la dieta en la depresión los investigadores trabajaron con 3,500 personas de alrededor de 55 años de edad. Al comenzar el estudio, los voluntarios respondieron un cuestionario en el que detallaron su dieta. A su vez, fue analizado el riesgo sufrir depresión en cada uno de ellos.

Al pasar cinco años, los científicos de la Universidad de Londres volvieron a encontrarse con los voluntarios y analizaron cuáles de éstos tenían síntomas de depresión. Aquellos que solían comer alimentos procesados mostraron un riesgo 58% mayor de sufrir este mal.

Por el contrario, los amantes de las frutas, verduras y pescados resultaron tener muchas menos posibilidades de desarrollar este tipo de tristeza. Los autores publicaron sus resultados en la Revista Británica de Psiquiatría.

Aunque no se sabe a ciencia cierta por qué los alimentos como la comida chatarra, los productos lácteos con mucha grasa o las papas fritas aumentan el riesgo de depresión, los científicos creen que la causa es que esta dieta promueve males cardiovasculares e inflamaciones.

Además, la abundancia de nutrientes presentes en las frutas y verduras, así como los ácidos grasos poliinsaturados de los pescados, podrían ser la razón por la cual estos alimentos protegen contra la depresión.

De cualquier manera, los investigadores británicos aclararon que hay que estudiar aún más cómo ejercen un efecto beneficioso o nocivo los distintos tipos de alimentos.

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