Supervía contra el último pulmón de Morelia
La construcción de supervías favorece a corporaciones
3 agosto 2010. Durante varios años, el movimiento ecologista de Morelia ha defendido el área natural protegida La Loma de Santa María (232 hectáreas) de los intentos de construir vialidades en su territorio, como punta de lanza de los desarrollos inmobiliarios. A esta defensa se han sumado más de 200 académicos, porque esta zona posee una gran diversidad biológica, es importante para toda la cuenca a la que pertenece y además es la principal área verde de Morelia.
A pesar de la importancia ecológica de La Loma, se tolera que sobre ella avance la urbanización: ya construyeron áreas comerciales en la zona, así como fraccionamientos que invaden el bosque y, paradójicamente, se dicen “ecológicos”.
Por añadidura, han surgido proyectos de gobierno con la intención de construir en este bosque un “Megapuente” (en 2006) y posteriormente un “Megatúnel” (2007) para conectar dos zonas de crecimiento urbano de la ciudad que han bordeado por sus costados el área natural.
Estas iniciativas -además de ser ilegales- encontraron una fuerte oposición ciudadana, por lo que el gobierno decidió emitir un decreto el 31 de diciembre de 2009 para quitar la categoría de “área natural protegida” a la Loma de Santa María. El argumento oficial fue que la zona ya está degradada y por ello se le pueden arrebatar 62 hectáreas, en dos extensiones que colindan con la expansión urbana y por donde, precisamente, se ha pretendido construir la vialidad citada.
De hecho, la Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente estatal y el propio gobernador han reconocido que el motivo de la abrogación fue para construir la vialidad sin enfrentar trabas legales. Pero al parecer ignoran que el decreto de ANP no es el único que protege a la zona.
El movimiento opositor a esta obra vial advierte que, en términos legales, el gobernador no tiene atribuciones para cambiar el status de un área natural protegida y, además, para que esto suceda se requieren procedimientos como poner a disposición del público los estudios que justifiquen el cambio y haberle notificado previamente que daba inicio este proceso a través del diario oficial y el de mayor circulación en la entidad, cosa que no ocurrió.
“Nos quieren vender la idea de que esta vialidad será la solución a los problemas de tráfico. Sin embargo, en realidad buscan conectar con el resto de la ciudad un nuevo centro comercial y zonas residenciales (poco habitadas) que se ubican en la parte alta de la loma, para aumentar las ganancias de inversionistas privados. Todo ello a costa del deterioro de una ANP y el desvío de fondos públicos para favorecer intereses particulares ($400 millones de pesos, lo mismo que la asignación anual de Sedesol a la entidad)”, afirma el científico ambiental Tonatiuh Martner Varela, quien apoya la defensa de esta área natural.
Geólogos han señalado que la cobertura forestal de las laderas de la Loma Santa María permiten conservar el suelo, además de evitar deslaves y derrumbes. Esto a pesar de que son inestables y se encuentran sobre una falla geológica con potencial sísmico. Por ello, al talar el bosque para urbanizar se incrementará de manera sustancial el riesgo de derrumbes y deslaves, aumentará la vulnerabilidad de las colonias ubicadas en la parte baja de la loma, así como la posibilidad de inundaciones en el resto de la ciudad.
Ambientalistas y académicos han elaborado propuestas alternativas para mejorar la movilidad en la zona, las cuales atenderían a los diversos sectores de la población, promoverían distintos modos de transporte y serían de bajo costo. Sin embargo, las autoridades hacen caso omiso de ellas.
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