Propuesta alterna a Cruzada Nacional contra el Hambre

• Gracias a “La olla escolar” en el municipio de Tenexatlajco, Guerrero, se logró disminuir la desnutrición.
• La solución al hambre está en utilizar los propios recursos de las comunidades y apoyar a productores locales.
• El programa «Hambre Cero» de Brasil fue planeado y estructurado, la Cruzada Nacional contra el Hambre en México está hecha al vapor.

22 abril 2013. En tan solo 6 meses en el municipio de Tenexatlajco, Guerrero, se logró disminuir la desnutrición entre niños y jóvenes gracias a “La olla escolar”, con lo que se demostró que para combatir el hambre “no son necesarias políticas asistencialistas o clientelares, con participación de empresas transnacionales”, ya que la solución está en las propias comunidades, en su organización y en consumir los productos de la región, afirmamos integrantes de la ALIANZA POR LA SALUD ALIMENTARIA (ASA).

Las organizaciones de la sociedad civil y especialistas en nutrición presentamos un plan alternativo a la Cruzada Nacional contra el Hambre y afirmamos que las propuestas de la sociedad civil “están basadas en las capacidades naturales y sociales de la región y en la larga experiencia de trabajo en estos municipios de la zona de Guerrero”.

Catarina IIlsley del Grupo de Estudios Ambientales (GEA) dijo que una verdadera cruzada contra el hambre debe buscar un aumento sustentable de la producción y el desarrollo de mercados para productos locales en cada región, con una perspectiva de garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria, cuidando y mejorando las semillas en manos de sus legítimos dueños, los campesinos. La bióloga con más de 15 años trabajando en proyectos productivos y de conservación de recursos en la región señaló que en el municipio de Martir de Cuilapan se han enlistado 82 productos alimentarios, desde diversas variedades de maíz, frijoles, verduras y frutas.

El mayor problema que se presenta en las comunidades y que está en el origen de la desnutrición es, por un lado, el proceso de desvalorización de los productos locales, el pensar que los quelites, los frijoles y otros alimentos locales ‘son comida de pobres’, y por el otro, que los productos procesados que se anuncian en los medios, desde refrescos a sopas instantáneas, son una buena opción y que reflejan prestigio”, señaló Catarina Illsley.

Las organizaciones sociales expresaron su crítica a la Cruzada Nacional contra el Hambre argumentando que ésta debería ser una campaña nacional contra la malnutrición, que deberá tener un fuerte componente de prevención de la obesidad y la diabetes, promoviendo la alimentación sana basada en productos frescos, no procesados y que son propios de las regiones.

 

“La olla escolar”: una alternativa

Alejandro Calvillo, nuestro director de El Poder del Consumidor, relató cómo acudimos al municipio de Chilapa, región centro montaña de Guerrero, zona de alta pobreza, en 2010 y encontraron que los escolares de la telesecundaria local gastaban entre $10 y $15 pesos diarios en comida chatarra. “El 50% de los alumnos de primaria declaraban desayunar con refresco, más del 60% de los alumnos de primaria, secundaria y preparatoria afirmaron tomar tres o más veces refrescos a lo largo del día”.


 

En la comunidad de Tenexatlajco registramos que los alumnos de la telesecundaria presentaban signos claros de desnutrición. Impartimos un taller sobre nutrición y al regresar a los 6 meses los síntomas de mala alimentación desaparecieron en la mayoría de los alumnos y en los que persistían eran ya muy leves. El director de la telesecundaria Oscar Salmerón, decidió hacer cambios sustanciales en la alimentación, salió la comida chatarra y se creó “La olla escolar”: un almuerzo que de manera rotativa los alumnos preparan para sus compañeros.

Expusieron que en “La olla escolar» los niños depositan lo que antes gastaban en comida chatarra, $10 pesos cada día y se turnan para elaborar el almuerzo donde incluyen maíz, frijol, huevos, quelites, la mayor parte, productos de la región, utilizando sólo la mitad de lo que cada alumno aportaba. Con el remanente de más de $5 pesos por persona, se construyeron dos aulas y pagaron el traslado de los estudiantes para participar en un torneo de basquetbol en el que obtuvieron el segundo lugar.

“Tenexatlajco es la mejor prueba del daño que la comida chatarra genera en las comunidades más pobres del país, no sólo como sobrepeso y obesidad, sino también como desnutrición y anemia. Pero, Tenaxatlajco también es la mejor prueba de lo que se puede hacer, de cómo utilizando de otra manera los recursos se puede mejorar la salud de los escolares, ayudarles en su desarrollo y mejorar sus condiciones de estudio”, dijo Calvillo.

Nuestro director de El Poder del Consumidor añadió que mientras el programa Hambre Cero de Brasil tiene cuatro ejes: acceso a alimentos, fortalecimiento de la agricultura familiar, generación de ingresos y articulación, movilización y control social. “Esa es la diferencia entre una política articulada y otra improvisada y hecha al vapor como la Cruzada Nacional contra el Hambre”.

Una campaña contra el hambre en nuestros tiempos, dijo, deberá tener un fuerte componente de prevención de la obesidad y la diabetes, promoviendo la alimentación sana basada en productos frescos, no procesados y propios de las regiones.

Los integrantes de la ASA señalaron que se está a tiempo para que la Cruzada Nacional contra el Hambre se reformule, donde la asesoría científica independiente de conflicto de interés sea su guía, y el centro de la política sea el empoderamiento comunitario a través de una alimentación sustentable y nutritiva.

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