La política de las apariencias

15 septiembre, 2014 | : Alimentos en las escuelas, Salud nutricional

AlimentosEnEscuelas3• Más de 33% de los niños en nuestro país presentan sobrepeso u obesidad.

• El gobierno de Calderón no se atrevió a regular a la industria de alimentos y bebidas.

• En el gobierno de Peña Nieto todo parece ser más forma, apariencia, que fondo respecto a la regulación de alimentos y bebidas en las escuelas, y su publicidad dirigida a la infancia.
 

15 septiembre 2014. Más de 33% de los niños en nuestro país presentan sobrepeso u obesidad, el nivel más alto entre las naciones con gran población. En unos 20 años se ha duplicado y casi triplicado su incidencia entre la población infantil. El porcentaje de niños que tenían sobrepeso u obesidad hace 20 años era, por lo tanto, mucho menor. Esos niños y niñas al crecer han llevado a que actualmente el 70% de los adultos mexicanos presente sobrepeso u obesidad y cerca del 14% sufra diabetes. ¿Cuál será el porcentaje de adultos con sobrepeso, obesidad y diabetes cuando los niños actuales lleguen a la edad adulta?, ¿por cuánto se multiplicarán nuestros males que ya colapsaron el sistema de salud pública?

Entre las políticas más exitosas a escala internacional para combatir la obesidad infantil está la regulación de alimentos y bebidas en las escuelas. El Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) a partir de un estudio e intervención en escuelas públicas del sur de la ciudad de México llegó a la conclusión de que el ambiente escolar en nuestro país era un ambiente obesigénico, es decir, las escuelas mexicanas eran y son fábricas de obesos. Los niños en la jornada escolar consumían en promedio más de 500 kilocalorías. Tenían y tienen una alta disponibilidad de alimentos densos en energía y bebidas azucaradas, hasta cinco oportunidades de consumir alimentos durante la jornada escolar y espacios totalmente inadecuados para realizar actividades físicas.

En 2010 se impulsó el Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria (ANSA) que llevó a una serie de recomendaciones, entre ellas, al desarrollo de los lineamientos para alimentos y bebidas en las escuelas. El ANSA presentaba un buen diagnóstico y una serie de recomendaciones que como recomendaciones no llevarían muy lejos. El gobierno de Calderón no se atrevió a regular a la industria de alimentos y bebidas. Sin presupuesto y sin regulaciones obligatorias que fueran modificando el ambiente de los niños, la situación cambió poco. Tal vez lo más importante es que los refrescos salieron de varias escuelas aunque otras bebidas azucaradas se quedaron sustituyéndolos.

En el gobierno de Enrique Peña Nieto se ha pasado de las recomendaciones a las regulaciones obligatorias en dos áreas fundamentales del ambiente infantil: la escuela y la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a este sector de la población. Sin embargo, todo parece ser más forma, apariencia, que fondo: hacer parecer que se hace bajo la premisa que la percepción es realidad. Aunque 80 mil muertes y 75 mil amputaciones anuales por diabetes no se pueden combatir con percepciones.

La regulación de la publicidad dirigida a la infancia ha sido bajo criterios desarrollados por la propia industria, como lo reconoce la propia Secretaría de Salud, es decir, criterios muy laxos que continuaran exponiendo a los niños a publicidad de alimentos y bebidas no recomendables que deterioran sus hábitos alimentarios, además de sólo regular la publicidad en ciertos horarios de tv y en cines; nada sobre espacios públicos, internet, uso de juguetes y personajes ficticios, etcétera.

En el caso de los lineamientos para alimentos y bebidas al interior de los planteles escolares, ésta es obligatoria y se extiende desde preescolar hasta educación superior. Los criterios nutricionales fueron elaborados por el INSP, basados en la evidencia científica, no dictados por la industria. De lunes a jueves sólo se pueden vender frutas, verduras, cereales integrales y proporcionar agua para hidratarse. Los viernes pueden comercializarse productos procesados bajo criterios que establecen niveles reducidos de azúcar., grasas y sal. Pareciera que por fin se planteaba una política efectiva que retomaba las mejores experiencias internacionales.

En la evaluación realizada por el INSP a los lineamientos que operaron como recomendación desde 2010 hasta el ciclo escolar pasado se señala que uno de los mayores problemas para su implementación fue que el personal escolar involucrado y los padres de familia tenían un profundo desconocimiento de los lineamientos, sus criterios y su supervisión. La experiencia adquirida en los años anteriores con los lineamientos, cuando sólo eran una recomendación, ha sido totalmente ignorada por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Secretaría de Salud (SSa).

Los lineamientos obligatorios publicados el pasado 16 de mayo establecen la responsabilidad de la SEP y de la SSa, en su capítulo tercero establece que corresponde a las autoridades educativas y sanitarias: “acordar la modalidad de las capacitaciones dirigidas a los actores involucrados en la preparación, expendio y distribución de alimentos y bebidas, de acuerdo a las necesidades […] brindar información, asesoría y capacitación en materia de orientación alimentaria a los miembros del Comité de Establecimientos de Consumo Escolar, proveedores, aspirantes a proveedores y padres de familia o tutores”.

A pesar de que se estableció en los lineamientos esta responsabilidad a la SEP y la SSa lo que constatamos es la irresponsabilidad de las autoridades. Hemos consultados a maestros y directivos de escuelas públicas y privadas y es claro que la SEP y SSa no cumplieron con su obligación y que los lineamientos han quedado en “letra muerta” y con ello la perspectiva de mejorar las expectativas en salud de la infancia mexicana.

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Artículo de Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, publicado originalmente en SinEmbargo.mx > ir

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