Procesadoras de alimentos cocinan otro engaño
Anuncian que «autorregularán» su publicidad
1 de septiembre de 2008. La industria procesadora de alimentos prepara su “código de autorregulación”, con el cual supuestamente regulará la publicidad que dirige a los niños. En realidad lo que intentará con ello es evitar una regulación efectiva por parte del gobierno para seguir actuando como siempre.
“Creer en la autorregulación publicitaria es como confiar en que el zorro se puede encargar de la seguridad del gallinero”, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.
El Consejo de Autorregulación y Ética Publicitaria, Conar A.C., integrado por las principales empresas procesadoras de alimentos, anunció dicho código en respuesta a la abrumadora evidencia de los daños que la publicidad provoca en los hábitos alimentarios infantiles.
Lo curioso es que las empresas integrantes de Conar -a través de Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo, ConMéxico- se han opuesto a cualquier regulación seria. Liderado por Jaime Zabludovsky, ConMéxico se ha encargado de boicotear las iniciativas del Congreso para regular la publicidad dirigida a niños, el desarrollo de un nuevo etiquetado de alimentos y las propuestas para regular la calidad de alimentos y bebidas en las escuelas.
Además, la experiencia de 30 años en Estados Unidos demuestra que la autorregulación es un fraude. Las mismas empresas que ahora están promoviendo en México el código de autorregulación, lo suscribieron en el país vecino hace tres décadas sólo para violarlo sistemáticamente pues, al no haber autoridad que las sancione, las corporaciones han mantenido una publicidad multimillonaria dirigida a manipular y engañar a los niños.
Aunque el Programa de Autorregulación para la Publicidad Dirigida a Niños (con empresas como Coca Cola, Kellogg´s, Pepsico, McDonald’s y Unilever), reconocía la vulnerabilidad de los niños a ser engañados por la publicidad y llamaba a no aprovecharse de su ingenio y fantasía; a pesar de establecer que la publicidad “no debe afectar o ir en contra de modos de vida saludables”, debe centrarse “en el producto y dejar claramente en segundo plano el mensaje del premio”, en la práctica estos preceptos fueron letra muerta. Por ello, el Public Health Advocacy Institute ha señalado: “El sistema de autorregulación es inefectivo en el contexto de la cada vez más grave epidemia de obesidad y sus impactos dañinos en los niños”.
Por su parte, la OMS realizó en 2006 el mayor foro internacional de expertos sobre este tema y concluyó: “Para reducir sustancialmente el impacto de la promoción comercial de alimentos y bebidas dirigida a niños, la autorregulación no es suficiente”.
Dado que en México existe el derecho constitucional a la salud y los niños son reconocidos por la ley como un sector vulnerable que requiere un cuidado especial, “es obligación de los poderes ejecutivo y legislativo velar por ese derecho y, en consecuencia, prohibir toda publicidad que deteriore los hábitos alimenticios”, advirtió Alejandro Calvillo al demandar al gobierno que aplique con oportunidad y firmeza la ley.
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