Incumplen compromiso de publicidad infantil
19 marzo 2013. El 10 de febrero del año 2010, las principales empresas de alimentos se comprometieron ante la Secretaría de Salud a no dirigir publicidad a menores de 12 años de aquellos productos que no “cumplan con los criterios nutrimentales basados en evidencia científica y sean consistentes con lineamientos nutricionales aplicables”.
Sin embargo, de acuerdo con la ALIANZA POR LA SALUD ALIMENTARIA, de las 14 empresas que suscribieron el acuerdo, 13 de ellas no han realizado ningún cambio a sus prácticas de publicidad dirigidas a la infancia, lo que ha provocado que continúen malos hábitos alimentarios y obesidad.
Katia García, nuestra investigadora en Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, explicó que “el incumplimiento de esas 13 empresas radica en que no han dado a conocer sus políticas individuales en materia de publicidad infantil y sus respectivos criterios nutricionales, o no los han dado a conocer o sus criterios no cumplen con los establecidos internacionalmente por la Organización Mundial de la Salud ni por las autoridades mexicanas”.
En conferencia de prensa los integrantes de la ALIANZA POR LA SALUD ALIMENTARIA dimos como ejemplo el caso de la empresa Kellogg’s, que en sus criterios nutricionales considera saludable una porción de cereal de 30 gramos que contiene un 40% de su peso en azúcar, es decir 12 gramos. “Esto demuestra como los criterios que han establecido las empresas son totalmente permisivos para tener publicidad de alimentos que no son recomendables”, señaló Katia García.
Otro ejemplo expuesto fue el de la empresa Coca-Cola, misma que se compromete a no realizar publicidad de sus bebidas azucaradas a menores de 12 años, aunque en los hechos realiza campañas dirigidas a este público, presentándose imágenes de dos campañas realizadas en 2012: la de los superhéroes y la de Navidad. En el caso de los superhéroes, son los niños de preescolar hasta cinco años de primaria los que son más atraídos por estos personajes. En el caso de la campaña de Navidad, causa impacto en ese sector de la población infantil ver la imagen de Santa Claus bebiendo este refresco; o bien, la publicidad de los osos polares, donde el oso adulto está dando una Coca-Cola a su hijo. También fueron mostradas imágenes de Kidzania donde los niños juegan a embotellar Coca-Cola.
Los integrantes de la ALIANZA POR LA SALUD ALIMENTARIA añadimos que el costo total de inversión en campañas publicitarias para únicamente 11 golosinas y sólo en televisión de enero a agosto del año 2012, fue de $408 millones 776 mil 124 pesos. “Tan sólo tres marcas: Rocaleta, Pelón Pelo Rico y Kinder Sorpresa rebasaron cada una los $50 millones de pesos en campañas publicitarias acumulando un total de más de $170 millones de pesos. En contraparte, esa cantidad supera lo destinado para la campaña de prevención de la obesidad por parte del gobierno federal en ese año”, aseguraron.
Señalamos que la única empresa que ha realizado algunas acciones para cumplir los acuerdos con la Secretaría de Salud ha sido la empresa Bimbo publicando criterios nutricionales más acordes con las recomendaciones internacionales, ha retirado los “regalos” y el uso de personajes y ya no publicita parte de sus productos que no cumplen con sus criterios, en horarios infantiles. Aunque se ha registrado que han violado sus propios compromisos en algunos espacios
Alejandro Calvillo, nuestro director de El Poder del Consumidor explicó que “el compromiso voluntario suscrito por algunas de las principales empresas de alimentos y bebidas es una muestra del fracaso de este tipo de iniciativas, ya que no existen criterios comunes, se generan competencias desleales entre las empresas que se comprometen y las que no, no hay autoridad que haga cumplir los compromisos contraídos ni sanciones que se apliquen. El resultado es que se mantienen las mismas prácticas”.
Insistimos los integrantes de la ALIANZA POR LA SALUD ALIMENTARIA, que los compromisos voluntarios y la autorregulación no sirven, y por el contrario, “sólo mantienen las prácticas que dañan los hábitos y la salud de los niños”.
Recordamos que la Organización Mundial de la Salud, desde mayo de 2010, estableció que es una obligación de los gobiernos “proteger a los niños y las niñas de este tipo de publicidad”. Por eso, declaramos, la responsabilidad recae en el gobierno quien debe garantizar no sólo el derecho a la salud, sino también a una alimentación saludable como lo establece la Constitución Política de México.
En tanto, Alma Meneses de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) dijo que «niñas, niños y adolescentes representan el 30% de la población de nuestro país, hablamos de cerca de 40 millones de personas menores de 18 años de edad. Desde la Red por los Derechos de la Infancia en México consideramos que recibir información precisa y fidedigna sobre los productos que consumen es indispensable para ellas y ellos. Para que cuenten con las herramientas que les permitan tomar decisiones en beneficio de su salud, hacemos un llamado al gobierno federal para regular esta publicidad que engaña y manipula a la infancia a la vez que daña sus salud”.
El 1 de enero de 2009 entró en vigor el Programa de Autorregulación de Publicidad de Alimentos y Bebidas no Alcohólicas dirigida al Público Infantil, conocido como el código PABI. Las organizaciones integrantes de la ALIANZA POR LA SALUD ALIMENTARIA señalamos que este código carece de cualquier criterio nutricional para establecer que productos son lo que pueden realizar publicidad para los niños, sin embargo no establece ningún control a los mecanismos de manipulación y engaño más recurrido por este tipo de publicidad como lo son los “regalos” y el uso de personajes populares.
Recientemente, en el libro elaborado por la Academia Nacional de Medicina y avalado por la UNAM, el INSP y el INCMNSZ, La Obesidad en México: recomendaciones para una política de Estado se establece que es necesario regular la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia, “ya que la autorregulación de esta publicidad no cumple con los mínimos recomendados por la Organización Mundial de la Salud”.
La Redim y El Poder del Consumidor, miembros de la ALIANZA POR LA SALUD ALIMENTARIA, reiteraron que la protección de la infancia frente a la publicidad que daña sus hábitos alimentarios es una obligación que está incumpliendo el Estado y de manera especial la Secretaría de Salud, y la protección de la infancia contra la manipulación y el engaño publicitario es una obligación que incumple la Procuraduría Federal del Consumidor y la Secretaría de Gobernación.